A nadie se le escapa que hoy en día cada vez tiene más importancia el aspecto medioambiental en nuestra vida. La preocupación por el cuidado del planeta es cada vez más patente y parece que todo el mundo se está concienciando de ello: o cuidamos a la Tierra, o nos quedamos sin hogar.
A la arquitectura llegó esa conciencia hace unos años. Los arquitectos más importantes del mundo apostaron por el bioclimatismo, que fueron introduciendo poco a poco en sus diseños. No se concibe ningún proyecto reciente que no haya considerado de una forma u otra estos aspectos (ojo, el bioclimatismo no son solo placas solares, sino orientación soleamiento, ventilación natural y un montón de cosas más).
En España esa conciencia se plasmó en el Código Técnico de la Edificación, que exigía en las nuevas construcciones una serie de aspectos que favorecieran energías renovables y ahorros de las mismas. No entraré aquí en si se hizo más o menos acertadamente. Me lo reservo.
Y como no podía ser de otra manera, en la valoración inmobiliaria se hizo necesario considerar de una forma coherente y seria dicho aspecto medioambiental. Fijáos: la sociedad ha tomado conciencia de la importancia de los aspectos bioclimáticos y los valora, por consiguiente, esos aspectos dotan de un valor añadido a los edificios. En otras palabras: a la gente le gusta que se respete el medioambiente y valora más que un edificio lo considere a que no. Y está dispuesta a pagar por ello, por lo que es algo que añade valor al inmueble.
Poco a poco tenemos que considerar más en la valoración el análisis de los aspectos medioambientales. Esto se está plasmando lentamente en la denominada "Herramienta Verde", que en realidad no es más que un conjunto de procedimientos cuya finalidad consiste en valorar el impacto medioambiental del edificio, así como la sostenibilidad de los mismos. Dichos procedimientos no están claramente definidos. Algunos hacen referencia al consumo directo de energía, otros al diseño del edificio, otros al impacto medioambiental del mismo... Todo queda en un conjunto de ideas que es dificil condensar para que puedan quedar reflejados en la valoración. Este es uno de los problemas de la Herramienta Verde hoy en día.
Esta Herramienta Verde va acompañada de dos normativas que se complementan: el citado Código Técnico de la Edificación y la Normativa Europea de Eficiencia Energética en Edificación (2002/91/CE). En la práctica, lo que debemos valorar es si ese edificio cumple con estas normas. Si lo hace, dispone de un plus añadido. Si no, o no afecta o incluso podría ser penalizado.
Quedan muchas cosas pendientes por considerar si realmente se quiere valorar la sostenibilidad de un inmueble, pero estos son los primeros pasos y yo creo que poco a poco, este aspecto de la valoración va a ir creciendo. En la oficina nos vamos a poner en contacto con especialistas en este campo de la arquitectura para considerar factores de valoración que se pueden estar pasando por alto. Pero no hay nada concreto aún. En los informes que emitimos sólo hay una breve referencia a suelos contaminados y aspectos medioambientales, pero la cosa va a más poco a poco.
A la arquitectura llegó esa conciencia hace unos años. Los arquitectos más importantes del mundo apostaron por el bioclimatismo, que fueron introduciendo poco a poco en sus diseños. No se concibe ningún proyecto reciente que no haya considerado de una forma u otra estos aspectos (ojo, el bioclimatismo no son solo placas solares, sino orientación soleamiento, ventilación natural y un montón de cosas más).
En España esa conciencia se plasmó en el Código Técnico de la Edificación, que exigía en las nuevas construcciones una serie de aspectos que favorecieran energías renovables y ahorros de las mismas. No entraré aquí en si se hizo más o menos acertadamente. Me lo reservo.
Y como no podía ser de otra manera, en la valoración inmobiliaria se hizo necesario considerar de una forma coherente y seria dicho aspecto medioambiental. Fijáos: la sociedad ha tomado conciencia de la importancia de los aspectos bioclimáticos y los valora, por consiguiente, esos aspectos dotan de un valor añadido a los edificios. En otras palabras: a la gente le gusta que se respete el medioambiente y valora más que un edificio lo considere a que no. Y está dispuesta a pagar por ello, por lo que es algo que añade valor al inmueble.
Poco a poco tenemos que considerar más en la valoración el análisis de los aspectos medioambientales. Esto se está plasmando lentamente en la denominada "Herramienta Verde", que en realidad no es más que un conjunto de procedimientos cuya finalidad consiste en valorar el impacto medioambiental del edificio, así como la sostenibilidad de los mismos. Dichos procedimientos no están claramente definidos. Algunos hacen referencia al consumo directo de energía, otros al diseño del edificio, otros al impacto medioambiental del mismo... Todo queda en un conjunto de ideas que es dificil condensar para que puedan quedar reflejados en la valoración. Este es uno de los problemas de la Herramienta Verde hoy en día.
Esta Herramienta Verde va acompañada de dos normativas que se complementan: el citado Código Técnico de la Edificación y la Normativa Europea de Eficiencia Energética en Edificación (2002/91/CE). En la práctica, lo que debemos valorar es si ese edificio cumple con estas normas. Si lo hace, dispone de un plus añadido. Si no, o no afecta o incluso podría ser penalizado.
Quedan muchas cosas pendientes por considerar si realmente se quiere valorar la sostenibilidad de un inmueble, pero estos son los primeros pasos y yo creo que poco a poco, este aspecto de la valoración va a ir creciendo. En la oficina nos vamos a poner en contacto con especialistas en este campo de la arquitectura para considerar factores de valoración que se pueden estar pasando por alto. Pero no hay nada concreto aún. En los informes que emitimos sólo hay una breve referencia a suelos contaminados y aspectos medioambientales, pero la cosa va a más poco a poco.
Estoy totalmente de acuerdo en que una vivienda "bioclimática" o "sostenible" tiene más valor, ya que, a medio/largo plazo, sus propietarios ahorran en el consumo energético. Además, igual que ya estamos acostumbrados a comprar una lavadora A, en unos años también pediremos que nuestra vivienda tenga esa calificación energética.
ResponderEliminarPor otra parte, desconozco en qué se basa esa "herramienta verde" para la valoración. ¿Dónde puedo encontrar información sobre ella? ¿No se podría valorar en función de la propia calificación energética? Ya que para calcular ésta ya se tiene en cuenta las emisiones de CO2, el consumo de energía, la orientación del edificio, las caraterísticas de la envolvente y de las instalaciones... Entiendo que si no se utiliza el método simplificado, la calificación es bastante acertada.
Arantxa Villar, ThinkTank64
No te puedo decir dónde puedes sacar más información porque lo que hay en este post es casi todo lo que he podido encontrar. Las sociedades de tasación han empezado a manejar estos términos ahora como una respuesta a una demanda social, pero no la tienen definida. La normativa actual no exige nada al respecto en cuanto a valoraciones, así que casi se utiliza más como "algo a considerar en el futuro". Como valor añadido. La calificación energética apareció en varios documentos cuando investigué, pero ninguna sociedad se atreve a utilizarla de forma sistemática, quizá porque supondría realizar cálculos con actualizaciones, lo que complicaría enormemente la valoración, pero todo esto lo supongo yo...
ResponderEliminarP.D.: te sobra lo del ThinkTank64 en la firma, leémos todos tus posts y sabemos quién eres. Los que van sobre la ciudad ecológica y como van a competir entre ellas son geniales. Ánimo!
por favor necesito consultarle unas cuestiones sobre dos locales , donde se lo puedo explicar ?
ResponderEliminarAmparo, puedes contactar a través de mi perfil.
ResponderEliminarSaludos
grqacias ya le he contactado por email, espero que pueda ayudarme, gracias
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