lunes, 30 de septiembre de 2013

Crowdfunding inmobiliario


Hace poco leí un artículo en CNBC (http://www.cnbc.com/id/101054808) en el que se explicaba que en Estados Unidos había nacido una empresa, Fundrising, que se iba a dedicar a realizar crowdfunding para "real estate" (perdonad el anglicismo). El crowdfunding es una técnica de financiación para proyectos que consiste en publicar abiertamente el mismo para que cualquiera pueda estudiarlo y hacer una aportación. Si se logra alcanzar el mínimo pedido por el autor del proyecto, éste se lleva a cabo y los donantes se convierten en accionistas del mismo. Son bastante exitosas algunas web de crowdfunding como Kickstarter y alguna otra, aunque casi siempre están relacionadas a proyectos tecnológicos.

Un inversor, a mi modesto modo de ver las cosas, busca en el fondo tres cosas siempre, independientemente de cuál es su campo:
  1. Cifras. En concreto tres: cuanto tendría que poner, cuánto tiempo va a tardar en recuperar su dinero y que rentabilidad va a sacar (cuanto dinero, a parte del que puso, va a recuperar).
  2. Datos reales y verídicos que justifiquen las cifras anteriores que le promete el desarrollador.
  3. Nada de lo anterior es válido sin un equipo competente que sea capaz de sacar adelante el proyecto estudiado.
En un proyecto inmobiliario yo creo que hay muchas cosas que justificar. Mejor dicho, sé que hay muchas cosas que justificar, porque me dedico a ello. Hay que garantizar que se va a construir lo que se dice que se va a construir, y al precio que se dice que se va a construir (controlando durante el desarrollo esas cantidades), teniendo un equipo de control que sea capaz de detectar variaciones en el proyecto, ya sean de diseño o de tiempo (retrasos o adelantos).

Según el artículo, la media invertida por persona en Fundrising es de 1000 US$. Me parece un precio muy asequible, siempre que se proporcione toda esa información, además de los mecanismos necesarios para poder intervenir adecuadamente en la gestión del dinero invertido (que no sé cómo se garantiza).

Si se hace bien, es una forma estupenda de que pequeños ahorradores puedan invertir en proyectos inmobiliarios, lo que lograría dinamizar el mercado y hacerlo menos opaco, pero esta es una inversión bastante arriesgada, no nos engañemos. Si bien en el artículo se habla de proyectos no residenciales, en España tenemos el funesto ejemplo de varias cooperativas que desaparecieron con el dinero de los cooperativistas. Para disminuir el riesgo, hay que estudiar cada uno de los puntos anteriores (por cierto, esos cooperativistas, ¿comprobaron cada uno de los tres puntos a los que me refería antes?).

Ojalá funcione y con el tiempo se establezca en España. Junto a las famosas SICAV que no acaban de despegar, el crowdfunding podría ser otra herramienta que ayudé a hacer más transparente un mercado, el inmobiliario, que ha sido tradicionalmente opaco, y quizá, dinamizarlo y conseguir que vuelva a arrancar más fácilmente. Sé que es complicado, pero esta puede ser una herramienta adicional que ayude a ello

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