"El único hombre que no se equivoca es el que nunca hace nada."
Johann Wolfgang Goethe (1749-1832)
Poeta y dramaturgo alemán.
Johann Wolfgang Goethe (1749-1832)
Poeta y dramaturgo alemán.
Las reclamaciones de clientes siempre han sido una cosa habitual en la labor del tasador. Es inevitable. No se puede contentar a todo el mundo y a veces hay gente que protesta cuando no le gusta un valor porque esperaba otra cosa. Además, nosotros no somos infalibles y de vez en cuando, muy de vez en cuando (...), metemos la pata. Además viene bien que alguien te recuerde que cometes fallos, porque así nos obligan a no bajar la guardia y a permanecer alerta en la jungla inmobiliaria en la que se ha convertido esto.
Las reclamaciones abarcan un amplio espectro. Las más normales son las reclamaciones del valor de tasación, y aquí englobo desde las solicitudes de revisión al alza, las más normales, como a la baja, que también las hay. No es raro el caso en el que se nos pida si podemos ajustar por debajo el valor, porque estamos tratando un tema de herencias o divorcios y a la parte que nos solicita el valor le interesa más que eso sea así. Yo ya he explicado lo que pienso sobre las reclamaciones de valor: si se trata de un error, hay que revisar el informe, pero si simplemente es una situación de conveniencia, yo opto por indicar que no existe ningún argumento de peso para modificar el valor. Y si. Es un rollo tener que contestar lo mismo las 17 veces que te llaman de todos sitios para que cedas, pero, es lo que hay.
Otra cosa es cuando metes la pata y sin querer metes un testigo inapropiado, resultando como consecuencia un estudio de mercado erróneo, o hay un error en las superficies adoptadas, o la homogeneización de los comparables no es la más idónea. Entonces no se nos caen los anillos, nos disculpamos y corregimos inmediatamente.
Otro tipo de reclamaciones son las que no afectan para nada al valor de tasación y provienen de erratas en el informe o de datos mal metidos (tened en cuenta que se hacen (ahora, con suerte) muchos informes, y que a veces es inevitable cruzar datos muy parecidos). Si efectivamente existe esa errata, se corrige, pero muchos clientes aprovechan esa errata, que no influye en el valor de tasación, para solicitar la revisión completa del mismo. En la oficina nos hemos encontrado con todo tipo de reclamaciones al respecto. Desde que hemos puesto que el edificio tiene 8 plantas en vez de 7, hasta que el nombre propio del propietario no está bien escrito.
También nos hemos encontrado con errores como el que se haya puesto en el informe una referencia catastral que no era la correcta, aunque la ficha catastral adjunta si lo era y el valor de tasación estaba bien, y cosas parecidas. Este tipo de errores especialmente es el que debemos de evitar, porque tenemos que admitir que hay fallos en el informe de cierta relevancia aunque el valor está bien, lo que al cliente que se queja le resulta difícil de creer. Perdemos credibilidad.
En el estudio siempre hacemos una doble comprobación del informe antes de mandarlo a visar, pero no es infalible y alguna que otra queja nos llega (ya os digo que es inevitable).
Y ahora me gustaría compartir una pequeña muestra de un caso real: tasamos una casa y al cabo de unos cuatro días nos llegó una reclamación. Suponemos que el futuro comprador, solicitante de la tasación, había acordado un precio por el inmueble con el vendedor, presumiblemente más bajo de lo que salió el valor de la tasación. La reclamación nos acusaba (directamente) de haber reventado la operación, dando el valor de tasación al vendedor, el cual había decidido no vendérselo a él y si a otro comprador cuya oferta era más alta. Incluso insinuaba que nosotros habíamos proporcionado la segunda oferta al vendedor. Por supuesto, no aportaba prueba alguna.
Cualquiera que conozca un poco el mundillo sabe que eso es, como poco, rocambolesco. Los tasadores no nos dedicamos a hacer de agentes de la propiedad buscando nuevas ofertas. Y además, yo no puedo proporcionar ningún valor de tasación a un tercero, por ética, porque está prohibido (los datos son confidenciales, no lo olvidemos) y porque no tenemos forma de contactar con nadie, dados los canales establecidos por las empresas tasadoras y por las entidades financieras. Es que no es posible.
La cosa quedó en nada, claro. Lo que pasó es que otro ofertante vio el anuncio en un portal inmobiliario, llamó al vendedor y le hizo una oferta mejor.
Seguro que los que tasáis habéis tenido mil anécdotas parecidas. ¿Queréis compartirlas? ¡Dejadnos vuestros comentarios!
Las reclamaciones abarcan un amplio espectro. Las más normales son las reclamaciones del valor de tasación, y aquí englobo desde las solicitudes de revisión al alza, las más normales, como a la baja, que también las hay. No es raro el caso en el que se nos pida si podemos ajustar por debajo el valor, porque estamos tratando un tema de herencias o divorcios y a la parte que nos solicita el valor le interesa más que eso sea así. Yo ya he explicado lo que pienso sobre las reclamaciones de valor: si se trata de un error, hay que revisar el informe, pero si simplemente es una situación de conveniencia, yo opto por indicar que no existe ningún argumento de peso para modificar el valor. Y si. Es un rollo tener que contestar lo mismo las 17 veces que te llaman de todos sitios para que cedas, pero, es lo que hay.
Otra cosa es cuando metes la pata y sin querer metes un testigo inapropiado, resultando como consecuencia un estudio de mercado erróneo, o hay un error en las superficies adoptadas, o la homogeneización de los comparables no es la más idónea. Entonces no se nos caen los anillos, nos disculpamos y corregimos inmediatamente.
Otro tipo de reclamaciones son las que no afectan para nada al valor de tasación y provienen de erratas en el informe o de datos mal metidos (tened en cuenta que se hacen (ahora, con suerte) muchos informes, y que a veces es inevitable cruzar datos muy parecidos). Si efectivamente existe esa errata, se corrige, pero muchos clientes aprovechan esa errata, que no influye en el valor de tasación, para solicitar la revisión completa del mismo. En la oficina nos hemos encontrado con todo tipo de reclamaciones al respecto. Desde que hemos puesto que el edificio tiene 8 plantas en vez de 7, hasta que el nombre propio del propietario no está bien escrito.
También nos hemos encontrado con errores como el que se haya puesto en el informe una referencia catastral que no era la correcta, aunque la ficha catastral adjunta si lo era y el valor de tasación estaba bien, y cosas parecidas. Este tipo de errores especialmente es el que debemos de evitar, porque tenemos que admitir que hay fallos en el informe de cierta relevancia aunque el valor está bien, lo que al cliente que se queja le resulta difícil de creer. Perdemos credibilidad.
En el estudio siempre hacemos una doble comprobación del informe antes de mandarlo a visar, pero no es infalible y alguna que otra queja nos llega (ya os digo que es inevitable).
Y ahora me gustaría compartir una pequeña muestra de un caso real: tasamos una casa y al cabo de unos cuatro días nos llegó una reclamación. Suponemos que el futuro comprador, solicitante de la tasación, había acordado un precio por el inmueble con el vendedor, presumiblemente más bajo de lo que salió el valor de la tasación. La reclamación nos acusaba (directamente) de haber reventado la operación, dando el valor de tasación al vendedor, el cual había decidido no vendérselo a él y si a otro comprador cuya oferta era más alta. Incluso insinuaba que nosotros habíamos proporcionado la segunda oferta al vendedor. Por supuesto, no aportaba prueba alguna.
Cualquiera que conozca un poco el mundillo sabe que eso es, como poco, rocambolesco. Los tasadores no nos dedicamos a hacer de agentes de la propiedad buscando nuevas ofertas. Y además, yo no puedo proporcionar ningún valor de tasación a un tercero, por ética, porque está prohibido (los datos son confidenciales, no lo olvidemos) y porque no tenemos forma de contactar con nadie, dados los canales establecidos por las empresas tasadoras y por las entidades financieras. Es que no es posible.
La cosa quedó en nada, claro. Lo que pasó es que otro ofertante vio el anuncio en un portal inmobiliario, llamó al vendedor y le hizo una oferta mejor.
Seguro que los que tasáis habéis tenido mil anécdotas parecidas. ¿Queréis compartirlas? ¡Dejadnos vuestros comentarios!
Acabo de descubrir una viv. con la mitad de su superficie ilegal (y exp. sancionador abierto) y que se tasó hará unos años con total normalidad.
ResponderEliminarY ahora a digerir el marrón.
Litos, suerte, ya nos contarás cómo lo gestionas.
ResponderEliminarBuenooo, el tema acabó como el rosario de la aurora. Se descontaron costes de demolición y al final el tema se canceló. Evidentemente, el banco se preguntaba porque hace 6 años se valoró en x y ahora en x/4. Con estas cosas mejor no perpetuar errores.
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