El procedimiento
Vuelvo a retomar el asunto de las tasaciones cuyo destino final es la captación de un activo inmobiliario por parte de una entidad financiera, que ya inauguramos con el post de hace unos días sobre "Daciones en pago". Sé que el tema puede parecer bastante aburrido, pero uno de los motivos por los que creé el blog es precisamente difundir un poco la labor de tasador en todos sus aspectos, y me interesa mucho reflejar la parte social, algo más trascendente que el hecho de decir "esto vale tanto" y olvidarse.
Las recuperaciones son la parte más desagradable del proceso hipotecario. La situación que desencadena una tasación para recuperación (o embargo o como se quiera llamar) es la siguiente: el hipotecado no ha podido hacer frente a sus pagos y entra en deuda; el banco ejecuta la hipoteca; el hipotecado se queda sin casa y es considerado "moroso" por el resto de sus días (si hay algún especialista en banca, por favor, que corrija esto último si no es así).
De nuevo el banco requiere una valoración del inmueble en cuestión para poder computar sus números en sus balances y saber en cuanto podrá liquidar el inmueble de la forma más rápida y menos dolorosa posible.
Normalmente partiremos del punto de partida de una tasación anterior (la que se hizo cuando se concedió la hipoteca). Ésto supone una ventaja importante, dado que es muy posible que no podamos visitar el inmueble y tendremos que utilizar los datos contenidos en dicha tasación para realizar nuestro nuevo informe. Os preguntaréis por qué no podemos visitar de nuevo el inmueble. En realidad, sí podemos, pero la entidad bancaria para la que trabajamos se ha convertido en hostil para el hipotecado, por lo que es muy probable que éste dificulte el proceso todo lo que pueda. No obstante, nuestra primera obligación (salvo que nos lo diga la sociedad tasadora) es intentar visitar.
Una vez más, la labor de la sociedad de tasación en la identificación de antecedentes es primordial. Sé por experiencia que no todas las tasadoras llevan un control exhaustivo de ello. Creo que es un error. La forma más generalizada de localizar expedientes puede ser por coincidencia de finca registral, aunque hay tasadoras que lo hacen por calles (método a mi modo de ver menos fiable, por la facilidad que cambian los nombres de las calles o los números de policía).
Dado que partimos de un antecedente, lo razonable es adoptar los mismos datos en el nuevo informe. Parece de Perogrullo, pero os asombraríais de la cantidad de casas que menguan o crecen de un informe a otro. Una finca debe medir lo mismo independientemente de la finalidad con la que se tase (y los espacios abiertos se deben computar igual). Es muy poco serio alegar que, como la finalidad es distinta, pues cambiamos el cómputo. Al menos a mí me lo parece.
Lo que si es razonable es valorar con prudencia, lo que en la práctica puede suponer un valor más bajo que el de la tasación original. Pensad que, al no haber podido acceder a la finca, debemos suponer un estado de conservación medio (también os asombraríais de la cantidad de gente que se lleva hasta los marcos de las puertas o los radiadores al ser embargados, y muchos destrozan los azulejos porque sí).
Si no disponemos del antecedente, lo suyo sería proceder como una tasación normal, es decir, intentar visitar, lo que ya hemos visto que será complicado. No obstante, se puede valorar de igual manera que con el antecedente, pero basándonos en los datos de superficie del registro y/o catastro (primero registro, luego catastro). Si no se dispone de ninguno de estos datos, la tasación es imposible de hacer.
Por último, simplemente añadir que muchas entidades bancarias están solicitando a sus tasadoras en este tipo de operaciones un valor de comercialización a corto plazo. Ésto es un valor por el cual el inmueble pueda ser vendido sin demasiada dificultad en un periodo de tiempo menor al mes (más o menos, es lo que piden los bancos y cajas, aunque posiblemente no con esas palabras). No se trata de un valor hipotecario, que ya lo hemos dado con la tasación. Esta vez se trata de un valor en una situación de mercado forzada por la necesidad de vender de una de las partes (el banco), por lo que deberá ser un valor más bajo que el hipotecario. La cantidad depende de cada tasadora, pero suele rondar un 5-10%. No hay nada establecido, y muchas veces se deja a juicio del tasador (de nuevo tenemos que ser expertos en algo que no es lo nuestro).
Las consecuencias y las responsabilidades
La consecuencia más importante es que alguien se queda sin casa. No es un número como los que dan las noticias. Es alguien a quien ves. Es alguien que tiene hijos y felpudo en la puerta, posters en la habitación de los niños y una habitación para la abuela. No es un tema menor. Es una consecuencia de un drama real. Si, es cierto que esa persona asumió una responsabilidad y no la ha podido cumplir, pero la mayoría de las casas que he visto por este tipo de trabajo son de gente humilde que ha llegado a esa situación por causas ajenas a ellos (cierre de empresas, imposibilidad de encontrar trabajo...). Es muy duro ver esto y volverte a casa sin más.
La irresponsabilidad también viene por parte de la banca, que en muchas ocasiones ha concedido crédito de altísimo riesgo. Creo que es más responsabilidad de las Direcciones de Zona o de Negocio que de las sucursales, por imponer objetivos cada vez más imposibles de obtener y llevar a captar y otorgar créditos al primero que pasaba por allí.
Recuerdo una conversación muy agria, en los tiempos de bonanza, que tuve con un tipo de una sucursal, en la que nos acusaba a los tasadores de nuestra oficina de no tener "ninguna visión comercial" tras "hundir una operación" (obviamente, porque consideraban que el valor de tasación era muy bajo). Tras varias quejas, y con mucha paciencia, le tuve que decir que a mí me pagaban precisamente para no tener ninguna "visión comercial", y poder dar un valor objetivo y que nuestra falta de "visión comercial" se podría compensar fácilmente en el comité de riesgos correspondiente, dado que ellos, con mucha más "visión comercial" que nosotros, la detectarían y sin duda concederían el crédito.
Hay que decir también que, al menos nosotros, hemos tenido la suerte de encontrarnos con pocos casos de estos y que muchas veces, ya desde las sucursales, nos decían que veían complicada la operación. Todo sea dicho.
¿Y las tasadoras tienen responsabilidad? Pues creo que algo sí. Aunque nosotros sólo somos partidarios de revisar valores cuando detectamos un error en el procedimiento, y nosotros cometemos errores como todo el mundo y no pasa nada, me consta que el motivo de las revisiones de valor no siempre es ese. Las sociedades durante mucho tiempo (ahora ya no) variaron valores por dejarse presionar, por no mantenerse firme siempre en los mismos. En la situación anterior, de boom inmobiliario y precios al alza, cualquier precio se sostenía y permitir ese 5% más que no iba a ningún lado, implicaba realizar la operación. Ahora supone un problema.
Bueno, apago el ventilador y os dejo el post, para que lo comentéis si creéis procedente. Sé que algunos de vosotros sois colegas y seguro que os habéis encontrado con alguna situación parecida. Estaría bien saber vuestra opinión...
Vuelvo a retomar el asunto de las tasaciones cuyo destino final es la captación de un activo inmobiliario por parte de una entidad financiera, que ya inauguramos con el post de hace unos días sobre "Daciones en pago". Sé que el tema puede parecer bastante aburrido, pero uno de los motivos por los que creé el blog es precisamente difundir un poco la labor de tasador en todos sus aspectos, y me interesa mucho reflejar la parte social, algo más trascendente que el hecho de decir "esto vale tanto" y olvidarse.
Las recuperaciones son la parte más desagradable del proceso hipotecario. La situación que desencadena una tasación para recuperación (o embargo o como se quiera llamar) es la siguiente: el hipotecado no ha podido hacer frente a sus pagos y entra en deuda; el banco ejecuta la hipoteca; el hipotecado se queda sin casa y es considerado "moroso" por el resto de sus días (si hay algún especialista en banca, por favor, que corrija esto último si no es así).
De nuevo el banco requiere una valoración del inmueble en cuestión para poder computar sus números en sus balances y saber en cuanto podrá liquidar el inmueble de la forma más rápida y menos dolorosa posible.
Normalmente partiremos del punto de partida de una tasación anterior (la que se hizo cuando se concedió la hipoteca). Ésto supone una ventaja importante, dado que es muy posible que no podamos visitar el inmueble y tendremos que utilizar los datos contenidos en dicha tasación para realizar nuestro nuevo informe. Os preguntaréis por qué no podemos visitar de nuevo el inmueble. En realidad, sí podemos, pero la entidad bancaria para la que trabajamos se ha convertido en hostil para el hipotecado, por lo que es muy probable que éste dificulte el proceso todo lo que pueda. No obstante, nuestra primera obligación (salvo que nos lo diga la sociedad tasadora) es intentar visitar.
Una vez más, la labor de la sociedad de tasación en la identificación de antecedentes es primordial. Sé por experiencia que no todas las tasadoras llevan un control exhaustivo de ello. Creo que es un error. La forma más generalizada de localizar expedientes puede ser por coincidencia de finca registral, aunque hay tasadoras que lo hacen por calles (método a mi modo de ver menos fiable, por la facilidad que cambian los nombres de las calles o los números de policía).
Dado que partimos de un antecedente, lo razonable es adoptar los mismos datos en el nuevo informe. Parece de Perogrullo, pero os asombraríais de la cantidad de casas que menguan o crecen de un informe a otro. Una finca debe medir lo mismo independientemente de la finalidad con la que se tase (y los espacios abiertos se deben computar igual). Es muy poco serio alegar que, como la finalidad es distinta, pues cambiamos el cómputo. Al menos a mí me lo parece.
Lo que si es razonable es valorar con prudencia, lo que en la práctica puede suponer un valor más bajo que el de la tasación original. Pensad que, al no haber podido acceder a la finca, debemos suponer un estado de conservación medio (también os asombraríais de la cantidad de gente que se lleva hasta los marcos de las puertas o los radiadores al ser embargados, y muchos destrozan los azulejos porque sí).
Si no disponemos del antecedente, lo suyo sería proceder como una tasación normal, es decir, intentar visitar, lo que ya hemos visto que será complicado. No obstante, se puede valorar de igual manera que con el antecedente, pero basándonos en los datos de superficie del registro y/o catastro (primero registro, luego catastro). Si no se dispone de ninguno de estos datos, la tasación es imposible de hacer.
Por último, simplemente añadir que muchas entidades bancarias están solicitando a sus tasadoras en este tipo de operaciones un valor de comercialización a corto plazo. Ésto es un valor por el cual el inmueble pueda ser vendido sin demasiada dificultad en un periodo de tiempo menor al mes (más o menos, es lo que piden los bancos y cajas, aunque posiblemente no con esas palabras). No se trata de un valor hipotecario, que ya lo hemos dado con la tasación. Esta vez se trata de un valor en una situación de mercado forzada por la necesidad de vender de una de las partes (el banco), por lo que deberá ser un valor más bajo que el hipotecario. La cantidad depende de cada tasadora, pero suele rondar un 5-10%. No hay nada establecido, y muchas veces se deja a juicio del tasador (de nuevo tenemos que ser expertos en algo que no es lo nuestro).
Las consecuencias y las responsabilidades
La consecuencia más importante es que alguien se queda sin casa. No es un número como los que dan las noticias. Es alguien a quien ves. Es alguien que tiene hijos y felpudo en la puerta, posters en la habitación de los niños y una habitación para la abuela. No es un tema menor. Es una consecuencia de un drama real. Si, es cierto que esa persona asumió una responsabilidad y no la ha podido cumplir, pero la mayoría de las casas que he visto por este tipo de trabajo son de gente humilde que ha llegado a esa situación por causas ajenas a ellos (cierre de empresas, imposibilidad de encontrar trabajo...). Es muy duro ver esto y volverte a casa sin más.
La irresponsabilidad también viene por parte de la banca, que en muchas ocasiones ha concedido crédito de altísimo riesgo. Creo que es más responsabilidad de las Direcciones de Zona o de Negocio que de las sucursales, por imponer objetivos cada vez más imposibles de obtener y llevar a captar y otorgar créditos al primero que pasaba por allí.
Recuerdo una conversación muy agria, en los tiempos de bonanza, que tuve con un tipo de una sucursal, en la que nos acusaba a los tasadores de nuestra oficina de no tener "ninguna visión comercial" tras "hundir una operación" (obviamente, porque consideraban que el valor de tasación era muy bajo). Tras varias quejas, y con mucha paciencia, le tuve que decir que a mí me pagaban precisamente para no tener ninguna "visión comercial", y poder dar un valor objetivo y que nuestra falta de "visión comercial" se podría compensar fácilmente en el comité de riesgos correspondiente, dado que ellos, con mucha más "visión comercial" que nosotros, la detectarían y sin duda concederían el crédito.
Hay que decir también que, al menos nosotros, hemos tenido la suerte de encontrarnos con pocos casos de estos y que muchas veces, ya desde las sucursales, nos decían que veían complicada la operación. Todo sea dicho.
¿Y las tasadoras tienen responsabilidad? Pues creo que algo sí. Aunque nosotros sólo somos partidarios de revisar valores cuando detectamos un error en el procedimiento, y nosotros cometemos errores como todo el mundo y no pasa nada, me consta que el motivo de las revisiones de valor no siempre es ese. Las sociedades durante mucho tiempo (ahora ya no) variaron valores por dejarse presionar, por no mantenerse firme siempre en los mismos. En la situación anterior, de boom inmobiliario y precios al alza, cualquier precio se sostenía y permitir ese 5% más que no iba a ningún lado, implicaba realizar la operación. Ahora supone un problema.
Bueno, apago el ventilador y os dejo el post, para que lo comentéis si creéis procedente. Sé que algunos de vosotros sois colegas y seguro que os habéis encontrado con alguna situación parecida. Estaría bien saber vuestra opinión...
Un par de apuntes (o tres) para añadir a tus datos :
ResponderEliminar1.- Por regla general, las tasaciones para Dación en Pago de Deuda, se suelen realizar por una Sociedad diferente a la que realizó la tasación para la concesión de la hipoteca. Desconozco si lo hacen así para dar mayor imparcialidad a la segunda valoración o por exigencias de BdE.
2.- Como el valor, en esta segunda tasación, ha de ser "Valor Hipotecario", es fácil adivinar que, en base a la evolución de los últimos 2-3 años, el Coeficiente Hipotecario será inferior a 1. Es decir, de todas todas nos va a salir un valor inferior al de mercado actual.
Esto, como siempre, hace que la tasación sea un elemento de discordia. Si durante la concesión de hipotecas, el valor de tasación era bajo para la sucursal (recuerda esa agria conversación), ahora también lo será. La sucursal tiene como objetivo liquidar el préstamo y dejar a cero la cuenta del mismo por lo que, a menor valor de tasación actual, más deuda pendiente quedará. Y eso supone una mancha en los resultados de la oficina.
3.- Llevo 22 años tasando y he pasado por otras crisis. De momento, en las tasaciones para Dación en Pago, siempre me han dejado visitar el inmueble. Se supone que cliente y Entidad están de acuerdo en la operación y existe "buena voluntad" por ambas partes. Donde es difícil que te dejen visitar un inmueble es cuando se tasa para una adjudicación vía judicial, lo conocido por embargo. En esos casos hay que recurrir a una orden judicial y a la policía para poder acceder al inmueble. Te llevarías una sorpresa viendo de qué es capaz la gente.
Salu2
1-No hay ninguna imposición del BdE al respecto. Garantizado.
ResponderEliminar2-De acuerdo totalmente
3-Yo siempre he distinguido entre Daciones en Pago y recuperaciones o embargos. Son dos procesos diferentes y ya dediqué su post a las daciones. Lo hago así porque las entidades bancarias exigen los dos circuitos. Ya dije que la dación es un acuerdo entre partes y por lo general no hay problemas para visitar. La recuperación es otro cantar, aunque yo no conocía a nadie que hubiese tenido que necesitar una orden judicial. Las tasadoras prefieren dejarse de líos y decirnos que tasemos sin visitar y al banco le vale igual.
Gracias por los comentarios.
Saludos
Como rústico poco os puedo contar sobre este tema. En las daciones de rústica no es tanto el drama, lo que ha habido últimamente son daciones de constructoras e inmobiliarias (y a nivel testimonial particulares). Suele haber mucha queja por los valores, que siendo bajo los criterios de garantía hipotecaria poco o nada coinciden con los de mercado (inclusive el de comparación, ya que el criterio es estrictamente agrícola sin expectativas fuera de ese ámbito). En recuperaciones sin visita, en rústicas ya sabréis que son temas complicados en cuanto a localización, no obstante, será por mi carácter rústico, son temas que me prestaría hacer sino fuera por lo escasamente pagados que están. Comentar que hace ya tiempo que decidí que en rústicas de recuperaciones se aplicara la actualización igualmente para reforzar el principio de prudencia.
ResponderEliminarSupongo que lo que comenta ínclito en el punto 1 tiene mucha lógica para descubrir sorpresas en cuanto a valores hipotecarios que en su momento no eran sostenibles. Si mal no recuerdo, alguna entidad pedía 2 valoraciones a dos sociedades distintas.
De este tema, tengo un caso curioso:
no hará un mes que entró una valoración para dación de una finca agrícola muy grande profesionalizada que manejaba un compañero de profesión. El caso es que esa misma finca la tasamos para hipoteca el año pasado con bastantes presiones para subir el valor. Lo cierto es que se estimaron algunas de las argumentaciones de tipo técnico (producciones, profesionalización de la explot., etc…) para una pequeña revisión a la alza del valor limitante de actualización (no obstante siempre estábamos limitados por el escaso valor de comparación de las fincas en la comarca).El caso es que cuando íbamos a visitar, conscientes de que volverían las quejas por el valor, nos anulan la tasación diciendo que el deudor ha aportado una tasación de otra sociedad un 40 % más alta. Me parece cuanto menos temerario por parte del banco jugar a ese juego en daciones. En fin, ellos sabrán…