sábado, 16 de marzo de 2013

A todo se acostumbra uno

Miré las cajas de cartón confirmando que todo estaba en orden. Por un momento pensé en la cantidad de polvo que iban a acumular en ese trastero según pasara el tiempo. Ese momento culminaba un proceso de mudanza que incluía más de un mes de búsqueda de casa en una ciudad desconocida. Nada fácil. Cerré la puerta y volví a casa atravesando el garaje hasta el ascensor, la misma ruta por donde había venido. Y entonces recordé: aquí no hay trasteros, si no bodegas, ni aparcamiento, si no estacionamiento. Estoy en Chile y me tengo que ir adaptando. Pero a todo se acostumbra uno, como suele decir mi madre.

Aquí utilizan las mismas palabras que en España, pero ¡pucha!, no es la misma lengua. No es tan fácil hacerte entender. Expresiones cotidianas que utilizamos en el español europeo, aquí no se captan o tienen un significado diferente. Cada vez que veía un apartamento que me gustaba decía que era muy chulo y la dueña me fruncía el ceño. Aquí "chulo" es "macarra". Y yo sin saberlo. De hecho, paradojas de la vida, a mí, que sabéis que me encanta escribir y que la escritura es una herramienta más del trabajo que hago, resulta que me tienen que hacer correcciones de redacción porque lo que escribo no se entiende. Si se trata de una carta a un amigo, no pasa nada, pero si es un informe para un cliente, el cuento cambia. Pero a todo se acostumbra uno.

El mercado es parecido, pero no es exactamente igual. El negocio de las tasaciones es un sector que mueve muchos profesionales y mucho dinero aquí. Los roles que desempeña cada agente no son exactamente los mismos. Me preguntaba un compañero de España si podías llegar y ponerte a tasar al día siguiente. Aunque sé que hay gente que discrepa con mi opinión, yo creo que no. Conocer el mercado es fundamental y hay que ir entendiéndolo a poco. Ahora es cuando empiezo a comprender sus circunstancias y por qué se paga lo que se paga por unos bienes y no por otros, o por qué se prefieren ciertas zonas a otras. Menos mal que mis compañeros son unos auténticos profesionales y la gente que tengo a mi cargo sabe hacer las cosas. Así es más fácil entender lo que parece raro. Pero a todo se acostumbra uno.

¿Y la vida en Santiago? Pues parece igual, pero es diferente. La mayoría de la gente que conozco vive en un par de barrios que casi son una burbuja dentro de la ciudad. En ella el estilo de vida es bueno, más parecido al americano que al europeo, pero occidental en todo caso, y es fácil hacerte a las normas sociales. Hay menos fiesta (perdón, "carrete"), pero la gente se relaciona más dentro de las casas. Es normal que cada edificio tenga una zona habilitada a disposición de los inquilinos para montar saraos. No es lo mismo que España, pero a todo se acostumbra uno, no sé si os lo he dicho aún...

Y aquí no tienen ni al Madrid, ni al Barça ni al Celta, pero tienen al ColoColo, a la "U" y a la Universidad Católica (que son equipos de fútbol). Por supuesto, a eso no me voy a acostumbrar.