jueves, 25 de abril de 2013

La fábrica

Uno de mis profesores decía clase sí y clase no, que la única diferencia entre una empresa manufacturera y una de servicios es que el producto de la primera se puede tocar y el de la segunda no. Por lo demás, son absolutamente iguales. Cuanto más conozco la industria de las tasaciones, más convencido estoy de esa afirmación. Suelo decir que para no quedar como un mamarracho cada vez que se habla, es necesario saber en qué posición se está. Pues en el mundo de los negocios pasa igual y la industria de las tasaciones no es diferente a cualquier otra de servicios. Este post no pretende ser una clase empresarial, pero es bueno entender el sector desde este prisma, así que voy a intentar hacer una analogía con una empresa cualquiera. Espero que resulte interesante.

Una primera aproximación, simplona quizá, de cómo funciona un negocio cualquiera podría ser el que ilustra el siguiente esquema:

 
En una panadería, por ejemplo, el proveedor sería el agricultor que proporciona la materia prima que es el trigo. En la fábrica, en los hornos de la panadería, se elabora el producto (la barra de pan), que finalmente es vendido al cliente. Un esquema sencillo que vale para casi todo negocio, lo que significa que también se puede aplicar a cada uno de los agentes que trabaja de forma autónoma. En las tasaciones, también se dan esos papeles:


- El proveedor es el técnico que realiza la tasación. Yo trabajo y he trabajado en varios departamentos de control de empresas tasadoras y aunque se suele referir a ellos como "técnicos" o "tasadores", no es raro oir el término "proveedor". Un tasador provee de materia prima a la empresa tasadora.


- Esa materia prima no es ni más ni menos que el informe de tasación antes de ser visado. En realidad es una información, que suele ser la materia prima de la mayoría de las empresas suministradoras de servicios. El tipo de información proveído en nuestro mundillo es el relativo a propiedades inmobiliarias con el fin de obtener un valor.


- Igual que el trigo llega a los hornos de la panadería, el informe sin visar llega a los de la empresa tasadora, que no es si no una fábrica de informes visados. Y más concretamente en los departamentos de visado de dichas empresas. Porque en la fábrica hay mucha gente que se dedica a diferentes cosas. Si en visado se siente el calor de los hornos trabajando para obtener el producto final, es necesario al rededor de ellos un montón de movimiento para captar clientes que garanticen la continuidad de la marcha. Son los comerciales, los controllers, los desarrolladores de negocio... En la fábrica, se dan unos procesos, existen unos protocolos que garantizan la calidad y el control sobre el producto final, procesos que son controlados por técnicos especializados, que son los visadores, que reciben formación específica para tratar esa información, como en todos los negocios. Esos procesos, conviene recordarlo, suelen estar regulados por organismos oficiales, como en la mayoría de los negocios.


- Igual que de una panadería salen barras de pan, baguettes, artesanas, pan blanco, etc., de la fábrica de la empresa tasadora salen informes para mercado hipotecario, evaluaciones de proyectos inmobiliarios, valoraciones de obra, etc. Son diferentes productos adecuados a las necesidades de diferentes clientes. El informe sin visar ha sido visado (si no se ha devuelto al proveedor por algún tipo de falta de calidad) y ya puede ser entregado al cliente.


- Sobre quién es el cliente de una panadería no hay duda, pero en este sector hay más follón. He estado en algún que otro debate sobre si nuestro cliente es el banco, el solicitante del crédito, los dos o ninguno. Para mí, tu cliente es quien te encarga el producto que eres capaz de elaborar
- El cliente del banco es la persona que solicita el crédito.
- El cliente de la tasadora es quien solicita la tasación: el banco por lo general.
- El cliente del proveedor es quien solicita la materia prima (el informe sin visar), es decir, la empresa tasadora.



Creo que es bueno saber dónde estamos en la cadena de valor. Los técnicos debemos comprender que somos proveedores de nuestro cliente, la empresa, que a su vez es proveedora de servicios del suyo, el banco, que provee de servicios financieros a sus clientes. Si se conoce este esquema, uno es capaz de entender por qué es necesario guardar ciertos protocolos, ciertos estándares de calidad (en cuanto a servicio y tiempos de entrega). Algo mucho más importante: se puede calibrar mejor nuestra capacidad de negociación. En próximos posts iré desarrollando un poquito más de estos conceptos.