viernes, 28 de diciembre de 2012

Historia de un cambio. Parte II

"Si me necesitáis, estaré abajo a la izquierda"
Anónimo.

Como todo lo que empieza tiene un final, la historia de mi anterior post no estaría completa sin la bajada de telón que cierra toda obra. Este artículo narra el final de esa historia, que comenzó con una frase telefónica y un MBA en una escuela de negocios de Madrid.

Le oí decir una vez a un gran amigo mío que cuando una puerta se cierra, la corriente que genera abre otras aunque sea por la fuerza del aire. Cuando Tasamadrid cerró sus puertas, la corriente generó una posibilidad de trabajo que implicaba un montón de cambios personales, pero un gran reto profesional. Como el verano empezaba, mi novia y yo decidimos que era un buen momento para escaparnos a Galicia, desconectar y pensar en nuestro futuro.

-"¿Qué hacemos, aceptamos?
- Va a ser un gran cambio
- Y un gran reto
- Pues aceptamos"

Y así fue. Tinsa nos había dado la opción de poder integrarnos como parte de su equipo en Latinoamérica. Y nosotros optamos por Chile. Parece que todo el trabajo realizado hasta ahora no ha pasado desapercibido. Desde el nueve de enero estaré en Santiago de Chile como "jefe de la unidad de promociones, terrenos y obras". Es un reto dirigir mi propio equipo y desarrollar una parte del negocio del que hablamos en el blog desde allí. Vivir en otro lugar, conocer otra gente, otras formas de trabajar. Apetece mucho después de casi cuatro años de caras largas, pesadumbre e incertidumbre. No he estado en Santiago en mi vida, pero estoy firmemente convencido de que las oportunidades hay que aprovecharlas. ¿Qué podría salir mal?

¿Por qué Chile?

Os podría contar que es un país que crece al 5%, o que el sector inmobiliario está vivo, cosa que no ocurre aquí. Que es de los países más estables (políticamente ya se ha dado alternancia de signos en el poder) y desarrollados de Latino América o que las referencias que nos han dado de gente viviendo allá son bastante buenas. Da igual lo que os diga. La experiencia es propia de cada individuo. A mí me podría ir muy bien y a otro no. O al revés. Lo cierto es que alí están las oportunidades, las opciones llegan de esa parte del mundo, me he cansado de esperarlas aquí, así que lo voy a intentar. Mejor arrepentirse de lo que uno hace que de lo que no.

¿Y el blog?

Os confieso que estuve pensando seriamente si continuar con él, si tenía sentido seguir hablando de tasaciones desde el mismo punto de vista del que venía hablando y tratando los temas como hasta ahora, porque quieras que no, cierta desconexión voy a tener que sufrir con el mundillo inmobiliario español, al menos no voy a poder seguirlo tan de cerca, pero hay tres motivos por los que voy a seguir con ello: primero, que me encanta escribir y comunicarme. Sólo ésto debería valer, pero hay más. Encuentro muy motivador escribir artículos que despiertan cierto interés y muy estimulante el trabajo que supone documentarse e informarse para que tu trabajo tenga sentido y cierto nivel de calidad; segundo, que siempre he tenido curiosidad por cómo es nuestro oficio en el extranjero. Ya he publicado unos cuantos posts sobre el tema, y ahora plantarme en el otro lado del mundo, de lleno en el negocio, me va a brindar la oportunidad de conocer la materia mucho más profundamente. Vamos, que la ocasión la pintan calva; tercero, que mucha gente de mi alrededor, profesionales del mundo de la tasación de primer orden, amigos, compañeros, etc., me han pedido que no lo deje. Este sí es otro buen motivo, ¿no os parece?

Así que si os apetece seguir leyéndome, me tendréis por aquí contando las aventuras de un tasador español por el otro lado del mundo. Quién sabe lo que puede venir después. Justo éso, es lo bueno. Nos leemos.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Historia de un cambio. Parte I.

- "José, ya puedes ir a por las sillas a la oficina".

Tengo un amigo que dice que cuando los mayas hablaban del fin del mundo, en realidad no se referían a ningún tipo de acontecimiento catastrófico ni a la extinción de la raza humana, sino que en realidad, hacen referencia al final de nuestra forma de vida tal y como la conocíamos hasta entonces, a un cambio de mentalidad y de actitud hacia los demás.

Si mi amigo tiene razón, creo que con la frase telefónica con la que empieza este post, acaba el fin de mi mundo tal y como lo conocía. Un mundo, o estilo de vida, que puede decirse que empezó con otra llamada telefónica, de la que había sido mi profesora en el Curso de postgrado sobre valoración inmobiliaria que había hecho unos pocos meses antes en la Escuela de Arquitectura de Madrid, hará ahora unos 9 años:

-"José Luis, estamos buscando gente en Tasamadrid para el departamento técnico. ¿Te interesa?"

Y si me interesó. Entré a formar parte de dicho departamento como técnico de Apoyo, lo que venía a ser una especie de chico para todo, que ayudaba a los de control a realizar unas labores de visado que por aquel entonces, qué tiempos, les desbordaba. Mientras tanto, ya formaba parte del equipo de técnicos externos de la empresa y llevaba un tiempo fogueado con todo tipo de informes. Para mí, pertenecer a dicho departamento, fue una oportunidad de estar integrado en un equipo de técnicos de primera línea de los que pude aprender prácticamente todo lo que sé hoy en día y os he ido contando poco a poco en el blog. Finalmente, cuando me llegó el turno y cumplí con todos los requisitos del Banco de España, me ascendieron, junto al resto de mi promoción, y me convertí en técnico de Control de dicha sociedad. Desde entonces hasta hace unos meses, daba servicio examinando y analizando informes y valoraciones, todo tipo de tasaciones de bienes inmuebles y participaba en interesantísimos proyectos que involucraban a toda clase de agentes del mercado inmobiliario. Para los que estábamos allí, esos primeros años fueron años de excesos, porque en mi promoción éramos jóvenes, solteros, con dinero y ganas de fiesta. Lo pasamos muy bien y nos divertimos mucho. Recuerdo esa época con cariño.

Finalmente llegó la crisis y lo que parecía imposible, sucedió. Tasamadrid, que siempre había estado entre las 3 primeras empresas del sector por facturación, que tenía una maquinaria casi perfecta de funcionamiento, que parecía que era imposible que fuese mal, empezó a dar pérdidas, se hizo vulnerable, y acabó como ahora sé que acaban las empresas vulnerables: comprada por una empresa mayor. A través de Tinsa, el grupo de inversión americano Advent compró Tasamadrid y desembarcó en nuestras oficinas de la calle Suero de Quiñones, al lado del Auditorio Nacional, llegaron los cambios y finalmente los EREs. La mayoría de la plantilla de Tasamadrid, yo incluído, fue despedida. No hubo monstruos, ni complots, ni seres avariciosos que sólo miraran por el dinero, como llegué a oir en alguna de nuestras tertulias de café. Sólo gente que hizo su trabajo. Así de simple. Algunos de mis compañeros han sido incluídos en la plantilla de las oficinas de Tinsa. A la mayoría de los técnicos se nos incorporó al cuerpo de tasadores externos de Tinsa y desde entonces, ahí estamos. Nuestras oficinas fueron desmanteladas (aunque Tasamadrid aún existe jurídicamente) y los muebles que sobraron se ofrecieron a los técnicos. Tras la llamada que abre este post, yo me acerqué por última vez al que había sido mi puesto de trabajo durante los últimos ocho años. Ver el edificio vacío me permitió concederme un último momento de tristeza y nostalgia. Después me prometí no volver a sentirlo.

Y tomé mis propias decisiones

En un periodo de crisis, donde ves que el final está cercano, conviene pararse y reflexionar sobre lo que está pasando a tu alrededor. Yo llegué a la conclusión de que necesitaba entender lo que había sucedido, cómo una empresa que funcionaba "sola" pudo irse a pique en cuestión de un par de años. Así que empecé un proceso de análisis y estudio de temas relacionados con las finanzas y la economía, pensando erróneamente que ahí encontraría la respuesta. El proceso evolucionó y acabó enfocándose en temas de liderazgo, si bien no era muy consciente de que eso fuese así en aquel momento. Llegué a entender una cosa, y es que, al contrario de lo que suele pensar la gente, no todo el mundo vale para jefe. Cuando critiquéis a vuestro jefe la próxima vez, pensáoslo dos veces, porque las decisiones que toman los jefes a diario, conllevan una gran responsabilidad. Gestionar esa responsabilidad no es sencillo, así que investigué más acerca de ese tipo de responsabilidades.

Cuando uno tira por la vía autodidacta puede que le ocurran dos cosas: la primera es que tenga suerte y se le agoten las fuentes de conocimiento, si es que eso es posible. La segunda, la que me pasó a mí, es que no tenga tanta suerte y la información le desborde, porque te llega de manera completamente desestructurada. Yo detecté esto último y decidí no continuar hasta que no estructurara toda la información que recibía. Fué así como llegué a la decisión de estudiar un MBA. Mi programa fue el Executive MBA del Instituto de Empresa de Madrid (programa recientemente calificado como el mejor existente según el Financial Times -apuntilló José Luis pomposamente-). Me he gastado todos mis ahorros en la broma, pero ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en la vida. Yo fui buscando respuestas y me llevo un estilo de vida. Ha sido muy duro, pero no cambiaría ni medio minuto de este último año. Y lo mejor de todo: he conocido (como ya me habían advertido que pasaría) a personas que sé que me acompañarán para el resto de la vida. Por eso no he podido atender el blog como es debido. He dormido poco, estudiado mucho y trabajado más. Por fin lo he terminado y estoy feliz. Feliz, porque he descubierto en mí habilidades que no pensé que existieran, porque ante mí se abren nuevas expectativas que no creí posibles, porque vuelvo a tener ganas de trabajar, unas ganas que permití que me arrebataran.

Quizá otro día os hable del MBA, pero por ahora, con lo que os he dicho, vale. Si os preguntáis si estudiarlo me ha servido de algo, de forma práctica, os adelanto que si, pero si queréis saber para qué, tendréis que esperar al próximo post.


viernes, 7 de diciembre de 2012

30 años de profesión



El pasado mes de noviembre, Sociedad de Tasación celebró sus 30 años de existencia. Aunque no todos estamos vinculados a esta empresa, si que debemos compartir la celebración, porque fue la primera empresa inscrita en el Banco de España como sociedad de tasación y, por tanto, fue el comienzo de lo que para muchos de nosotros ha sido nuestra profesión hasta ahora.

En 1982, a raíz de la ley hipotecaria de 1981, un grupo de entidades bancarias funda esta sociedad para valorar inmuebles que pudieran servir como garantía hipotecaria. Quizá convendría recordar que dicha ley fue concebida como medida de control adicional al análisis de riesgos que conllevan estas operaciones. Y ya que ahora está en boca de muchos el tema de la independencia de este tipo de sociedades, conviene recordar que nacieron como medida de autocontrol por parte de los bancos. Quizá previendo lo que podía pasar, esas entidades bancarias deciden en 1994 vender Sociedad de Tasación a un grupo de accionistas, que se hacen cargo de la empresa. Ellos fueron los primeros en "independizarse". las turbulencias de la presente crisis han ido provocando un montón de movimientos de acciones y hoy en día, las principales sociedades de tasación, tanto por volumen como por facturación, no tienen entidades bancarias en su accionariado.

¿Y para los próximos 30 años? Pues es evidente que la profesión se está transformando. Ya hemos visto cómo el mapa de empresas del sector ha variado en cosa de tres años de forma brutal. Por otro lado, los clientes de estas sociedades no son tan estables como hace cinco o diez años y es completamente normal que un banco trabaje con varias tasadoras. Hace cosa de un año, charlando con un directivo de una de estas sociedades, me dijo que el pensaba que los técnicos no iban a poder vivir exclusivamente de las tasaciones en los próximos años. El volúmenes de trabajo ha caído y los importes también. Así qué nuestra actividad tendrá que ser complementada con otras diferentes. De todas formas, estoy seguro de que los técnicos seguiremos dando un servicio de calidad, porque no lo sabemos hacer de otra manera. Ánimo a todos.

De cualquier modo, estamos todos de celebración. 30 años han pasado y seguro que pasarán otros 30 más, de una u otra manera. Mucha suerte a todos.

P.D.: he estado ausente durante todo este año. Lo sé y os debo una explicación, que esperó poder daros en breve. Un saludo.