martes, 15 de octubre de 2013

Pintamonas

"O nos ponemos las pilas o acabaremos siendo pintamonas"
Un profesor mío de Proyectos, de cuyo nombre me acuerdo perfectamente y no diré.

Yo estudié 8 años (6 cursos, más Proyecto Fin de Carrera, más el primer año que me costó enterarme de qué iba la vaina) para conseguir mi título de Arquitecto. Con mayúscula, como me dijeron. Desde el primer curso, me intentaron enseñar que el Arquitecto era una persona creativa con un elevado componente técnico, un artista que sabía de estructuras, que estaba llamado a cambiar el mundo (no me lo invento, esa frase la he escuchado a más de un profesor de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid). La materia troncal, la materia fundamental de la carrera, era Proyectos Arquitectónicos, que se impartía sucesivamente en casi todos los cursos (dependiendo del Plan de Estudios que te tocara). Podías suspender Historia o Estética, y desde luego podías dejar de lado Estadísticas, Arquitectura Legal o como quiera que se llame ahora, o Inglés, que eso no le importa a nadie, siendo asignaturas que, te decían, eran totalmente secundarias, pero Proyectos era sagrada. La carrera de Arquitectura es la asignatura de Proyectos. Esto sí que era importante. Y no sólo la asignatura en sí. Mucho más importante era con qué profesor la aprobabas. Un aprobado con el profesor Fulano era mucho más imporante que el Sobresaliente con Mengano. Porque Mengano no estaba de moda es ese momento. No era "chic". Tú dejas de dormir igual por dibujar y pensar, pero Mengano no había cumplido con el gremio de la creatividad como éste deseaba y tú te jodías porque no era "chic". Así es la carrera.

La carrera de Arquitectura es dura y requiere mucha dedicación y sacrificio. A eso se le añade la complejidad de la doble naturaleza que tiene: artística y técnica. Todo lo que tenga que ver con el arte es algo que atrae a cualquiera que tenga un poco de sensibilidad en el alma porque la enriquece, pero eso no puede hacer olvidar la otra cara de la moneda. Hace tiempo que no reviso el programa de estudios de la Escuela de Arquitectura, pero me da que no ha cambiado mucho desde que lo hice por última vez, hará unos cinco años. Y ya por entonces me parecía una carrera obsoleta, desconectada de la realidad, porque al lado técnico se le menosprecia. Y por lado técnico no me refiero sólo al cálculo de estructuras, que también.

¿Cómo se le puede exigir a un estudiante de Arquitectura que diseñe para satisfacer las necesidades de la gente que va a utilizar sus edificios? ¿Se le ha enseñado antes a analizar y comprender esas necesidades? Yo nunca vi un estudio de mercado ni de lejos durante todo el tiempo que me pasé entre aulas. ¿De qué otra forma se pueden estudiar las necesidades de una sociedad que no sea a través de estudios de mercado? Y no me digáis que a través de la sensibilidad que uno pueda tener, por favor. Pero lo que si que vi fueron casas pensadas para vivir sin gravedad, museos esféricos con losas que levitaban, teatros para 2000 personas en pueblos de 500 y una lista interminable de proyectos ridículos. ¿Esto satisface las necesidades de la gente? ¿Sabéis por qué no se enseñaba entonces a hacer un estudio de mercado que descarte o apruebe una casa sin gravedad? Porque nadie en la Escuela sabe hacerlo. A mí me decían que eso no era importante, que eso ya vendría luego, al salir de la carrera. Como sí al recibir el título aprendieras a hacerlo por ciencia infusa.

Ya no hablo de la investigación de nuevas fórmulas de diseño o construcción. Lo más innovador que he visto desde que salí hace más de una década de la carrera en el campo de la arquitectura, ha sido la aportación de Joaquín Torres, ese arquitecto al que se mira con recelo por no sé qué motivos, sobre prefabricación aplicada a la construcción de viviendas. y me parece una innovación bastante importante. ¿Se habla en las Escuelas de Arquitectura de España de la impresión 3D, o de nuevos materiales como el grafeno o el nitruro de boro, que pueden llegar a ser revolucionarios? Y esta pregunta ya suena a chiste, pero ¿se financia alguna investigación desde las Universidades de Arquitectura sobre estos temas? ¿Se hacía cuando había dinero? Ojalá que sí, pero si tuviera que apostar, diría que no.

Pues sigamos enseñando a las oleadas de innecesarios futuros arquitectos que las zonas industriales se pintan en rojo y las residenciales en verde o azul, que el 3D Studio y el Photoshop son nuestras herramientas fundamentales de trabajo y que es mucho mejor hacer teatro alternativo que entender y utilizar el lenguaje financiero, que SI QUE ES una herramienta necesaria para realizar cualquier proyecto. En las escuelas de arquitectura (lo siento, de momento se quedan con minúscula) deberían enseñar EXCEL que es el programa que mueve el mundo. Total: luego te dan el título y "todo eso llega sólo".

Lo que llega sólo cuando recibes el título es la triste realidad. La realidad de que no entiendes por qué no tienes clientes (la carrera está montada para que los clientes lleguen a ti), o si los tienes (risa de fondo a lo Club de la Comedia), por qué te demandan cuando haces casas sin gravedad, o que el único trabajo lo obtienes en el estudio de arquitectura de otro "artista" y no en empresas serias que pagan debidamente la Seguridad Social (¿cómo te va a contratar una empresa si has sido educado y tu formación ha sido moldeada para encajar en ese estudio y no en la empresa seria?). La realidad que te dice que no tienes ni idea del mundo en el que te toca trabajar y pelear porque no comprendes sus reglas (reglas que además te han enseñado a menospreciar porque tú, querido alumno, eres un artista que está por encima de eso). La carrera de Arquitectura estaba adecuada a la sociedad hace 50 años, cuando el Arquitecto era un profesional de prestigio, pero alguien pensó que la profesión se podía masificar y no cayó en la cuenta de que el prestigio en masa deja de ser prestigio. Así llegamos a noticias como la que salió hace poco en El Confidencial:


Vergonzoso. Vergonzoso para todos. Nos hemos convertido en pintamonas, como auguraba mi profesor. Ojalá se pueda arreglar todo esto.