martes, 16 de julio de 2013

Libro: Nosotros, los mercados

Acabo de terminar de leer el libro "Nosotros, los mercados", escrito por el gestor de fondos alternativos de inversión (o "hedge funds", en inglés), Daniel Lacalle, que trata de explicar desde el punto de vista de un inversor profesional el funcionamiento de los mercados y de paso, desmontar ciertos mitos y acusaciones que se han lanzado contra los inversores, en concreto los más que manidos titulares tipo "los especuladores atacan al mercado".

Creo que la lectura es interesante por dos motivos: primero porque es un juego al que todos estamos obligados a jugar, nos guste o no, por lo que entender bien sus reglas es fundamental; y segundo porque ayuda a no decir tonterías provocadas por la ignorancia. Si se va a hablar de algo, aunque sea en una conversación de café, mejor saber lo que se dice.

El libro consta de tres partes: la primera es una explicación de los mercados y una descripción de la composición de los mismos; la segunda analiza de forma muy didáctica los factores macroeconómicos y como influyen en los mismos; por último se explican distintas estrategias de análisis y operativa de los "hedge funds". Esta última es la parte más árida del libro por su contenido técnico. El autor da por sentado en esta parte (no en el resto), que el lector tiene amplios conocimientos financieros y utiliza un lenguaje muy especializado. Sin embargo, me quedo con las últimas secciones de esta parte, donde se comenta el día a día de un fondo de este tipo y las impresiones del autor como gestor.

Las ideas más interesantes que yo he ido anotando a medida que leía las dos primeras partes son las siguientes:
  • Se dedica a desmontar las frases tipicas del "eso es así de toda la vida", "la deuda publica no tiene riesgo", "la vivienda no baja".
  • Los mercados de "malvados especuladores" están formados por el dinero ahorrado de nuestros abuelos y padres.
  • Los mercados no atacan. Se defienden, porque han confiado su dinero en unas entidades que ahora no cumplen con lo prometido.
  • No existe un especulador privado con la suficiente fuerza como para atacar un país. Ni un grupo de ellos. Además, demuestra que sí lo hubiera (que es imposible), no le interesaría hacerlo. Y si le interesara, no podría por estar vigilado por la misma autoridad a la que se supone que quiere atacar.
  • No hay crisis financiera, sino de deuda. Y más concretamente, de deuda pública.
  • La burbuja inmobiliaria no se solucionará con más crédito (deuda). Todos hablan de la necesidad de que el crédito fluya (deuda). Nadie habla de mejorar las rentabilidades y productividad de las empresas, lo que daría más estabilidad laboral, lo que permitiría mejor financiación al haber más confianza.
  • No hay crédito porque a los bancos se les obliga, literalmente, a comprar deuda pública. El titular "el Banco de España coloca exitosamente toda su deuda", debería completarse con "entre las entidades nacionales", lo que aumenta el riesgo país por concentración de activos.
  • Cuando el Tesoro coloca exitosamente deuda en los mercados, lo que hace es aumentar la deuda nacional que pagaremos nosotros con más impuestos y más inflación.
  • No se crea empleo porque a los bancos se les obliga a financiar deuda soberana sin dejar recursos para financiar empresas (efecto crowding out).
  • La deuda soberana española no se reducirá sin una restructuración de la administración pública (ayuntamientos, CCAA, estado central). Por supuesto, los políticos no mencionan este punto.
  • Cuanto más deuda emite un país, menor crecimiento real (por supuesto, aporta datos).
  • Ninguna política intervencionista con objeto de estimular la economía, desde 1970, ha generado beneficio alguno. En ningún lugar del mundo.
  • Reducir el déficit no es una buena noticia. Significa que seguimos endeudandonos, que nuestra deuda AUMENTA menos, pero aumenta.
  • La economía española está basada en sectores muy cíclicos (servicios, construcción, turismo, industria), por lo que el estado debería estar dimensionado para dichos ciclos (baja estructura fija y alta flexibilidad). Tiene todo el sentido.
  • España puede salir del lío con cuatro pasos:
    •  Atraer capital (privado). Hay fondos extranjeros que quieren asentarse aquí, pero las dificultades burocráticas, las restricciones proteccionistas y la relativa inseguridad jurídica percibida, los desaniman. España debería abrir puertas y establecerse como un centro financiero.
    •  Reducir impuestos y un sistema regulatorio único (no uno por provincia).
    •  Reforma de las administraciones públicas. Eliminación de duplicidades.
    •  Eliminar subvenciones.

Sobre la tercera parte:
  • Explica las estrategias de inversión, gestión y control de un "hedge fund". Interesante si estás en el mundillo pero la lectura se hace pesada y complicada si no tienes los conocimientos técnicos suficientes.
  • Me ha parecido interesante la parte que trata sobre control de las carteras.
  • Las ideas básicas sobre los procesos de inversión son, en el fondo, los mismos que recomiendan todos los inversores con cierto éxito que he leído, y que se basan siempre en (¡tachán!) ser humildes y reconocer errores.
  • En un mercado intervenido (como aquel en el que se prohibe las posiciones bajistas) el volumen cae, con lo que aumenta la volatilidad (los "grandes inversores" pueden intervenir más significativamente, que es justo lo que se quiere evitar -nos cuentan-).


    En definitiva, recomiendo el libro porque aclara muchas cosas, independientemente del pensamiento o ideología económica de cada uno. Lacalle cuenta lo que hay, lo que se vive en el mundo financiero. Y está bien conocerlo y entenderlo.

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