- "José, ya puedes ir a por las sillas a la oficina".
Tengo un amigo que dice que cuando los mayas hablaban del fin del mundo, en realidad no se referían a ningún tipo de acontecimiento catastrófico ni a la extinción de la raza humana, sino que en realidad, hacen referencia al final de nuestra forma de vida tal y como la conocíamos hasta entonces, a un cambio de mentalidad y de actitud hacia los demás.
Si mi amigo tiene razón, creo que con la frase telefónica con la que empieza este post, acaba el fin de mi mundo tal y como lo conocía. Un mundo, o estilo de vida, que puede decirse que empezó con otra llamada telefónica, de la que había sido mi profesora en el Curso de postgrado sobre valoración inmobiliaria que había hecho unos pocos meses antes en la Escuela de Arquitectura de Madrid, hará ahora unos 9 años:
-"José Luis, estamos buscando gente en Tasamadrid para el departamento técnico. ¿Te interesa?"
Y si me interesó. Entré a formar parte de dicho departamento como técnico de Apoyo, lo que venía a ser una especie de chico para todo, que ayudaba a los de control a realizar unas labores de visado que por aquel entonces, qué tiempos, les desbordaba. Mientras tanto, ya formaba parte del equipo de técnicos externos de la empresa y llevaba un tiempo fogueado con todo tipo de informes. Para mí, pertenecer a dicho departamento, fue una oportunidad de estar integrado en un equipo de técnicos de primera línea de los que pude aprender prácticamente todo lo que sé hoy en día y os he ido contando poco a poco en el blog. Finalmente, cuando me llegó el turno y cumplí con todos los requisitos del Banco de España, me ascendieron, junto al resto de mi promoción, y me convertí en técnico de Control de dicha sociedad. Desde entonces hasta hace unos meses, daba servicio examinando y analizando informes y valoraciones, todo tipo de tasaciones de bienes inmuebles y participaba en interesantísimos proyectos que involucraban a toda clase de agentes del mercado inmobiliario. Para los que estábamos allí, esos primeros años fueron años de excesos, porque en mi promoción éramos jóvenes, solteros, con dinero y ganas de fiesta. Lo pasamos muy bien y nos divertimos mucho. Recuerdo esa época con cariño.
Finalmente llegó la crisis y lo que parecía imposible, sucedió. Tasamadrid, que siempre había estado entre las 3 primeras empresas del sector por facturación, que tenía una maquinaria casi perfecta de funcionamiento, que parecía que era imposible que fuese mal, empezó a dar pérdidas, se hizo vulnerable, y acabó como ahora sé que acaban las empresas vulnerables: comprada por una empresa mayor. A través de Tinsa, el grupo de inversión americano Advent compró Tasamadrid y desembarcó en nuestras oficinas de la calle Suero de Quiñones, al lado del Auditorio Nacional, llegaron los cambios y finalmente los EREs. La mayoría de la plantilla de Tasamadrid, yo incluído, fue despedida. No hubo monstruos, ni complots, ni seres avariciosos que sólo miraran por el dinero, como llegué a oir en alguna de nuestras tertulias de café. Sólo gente que hizo su trabajo. Así de simple. Algunos de mis compañeros han sido incluídos en la plantilla de las oficinas de Tinsa. A la mayoría de los técnicos se nos incorporó al cuerpo de tasadores externos de Tinsa y desde entonces, ahí estamos. Nuestras oficinas fueron desmanteladas (aunque Tasamadrid aún existe jurídicamente) y los muebles que sobraron se ofrecieron a los técnicos. Tras la llamada que abre este post, yo me acerqué por última vez al que había sido mi puesto de trabajo durante los últimos ocho años. Ver el edificio vacío me permitió concederme un último momento de tristeza y nostalgia. Después me prometí no volver a sentirlo.
Y tomé mis propias decisiones
En un periodo de crisis, donde ves que el final está cercano, conviene pararse y reflexionar sobre lo que está pasando a tu alrededor. Yo llegué a la conclusión de que necesitaba entender lo que había sucedido, cómo una empresa que funcionaba "sola" pudo irse a pique en cuestión de un par de años. Así que empecé un proceso de análisis y estudio de temas relacionados con las finanzas y la economía, pensando erróneamente que ahí encontraría la respuesta. El proceso evolucionó y acabó enfocándose en temas de liderazgo, si bien no era muy consciente de que eso fuese así en aquel momento. Llegué a entender una cosa, y es que, al contrario de lo que suele pensar la gente, no todo el mundo vale para jefe. Cuando critiquéis a vuestro jefe la próxima vez, pensáoslo dos veces, porque las decisiones que toman los jefes a diario, conllevan una gran responsabilidad. Gestionar esa responsabilidad no es sencillo, así que investigué más acerca de ese tipo de responsabilidades.
Cuando uno tira por la vía autodidacta puede que le ocurran dos cosas: la primera es que tenga suerte y se le agoten las fuentes de conocimiento, si es que eso es posible. La segunda, la que me pasó a mí, es que no tenga tanta suerte y la información le desborde, porque te llega de manera completamente desestructurada. Yo detecté esto último y decidí no continuar hasta que no estructurara toda la información que recibía. Fué así como llegué a la decisión de estudiar un MBA. Mi programa fue el Executive MBA del Instituto de Empresa de Madrid (programa recientemente calificado como el
mejor existente según el Financial Times -apuntilló José Luis pomposamente-). Me he gastado todos mis ahorros en la broma, pero ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en la vida. Yo fui buscando respuestas y me llevo un estilo de vida. Ha sido muy duro, pero no cambiaría ni medio minuto de este último año. Y lo mejor de todo: he conocido (como ya me habían advertido que pasaría) a personas que sé que me acompañarán para el resto de la vida. Por eso no he podido atender el blog como es debido. He dormido poco, estudiado mucho y trabajado más. Por fin lo he terminado y estoy feliz. Feliz, porque he descubierto en mí habilidades que no pensé que existieran, porque ante mí se abren nuevas expectativas que no creí posibles, porque vuelvo a tener ganas de trabajar, unas ganas que permití que me arrebataran.
Quizá otro día os hable del MBA, pero por ahora, con lo que os he dicho, vale. Si os preguntáis si estudiarlo me ha servido de algo, de forma práctica, os adelanto que si, pero si queréis saber para qué, tendréis que esperar al próximo post.